EL BARBERO ASESINO Y LO QUE JAMÁS CONTARON DE LA LEYENDA

El Barbero Asesino
SWEENEY TOOD

El caso del Sweeney Todd español

La historia en la que un cliente entra en una barbería y acaba con el cuello rajado para convertirse después en pasteles de carne es bastante conocida, pero pocos saben que tiene su propia versión hispana
¿Leyenda o Realidad?
La historia, aunque parecida a otras que se contaban en lugares alejados, apareció en un libro antiguo rescatado por un anticuario. Entre sus páginas, se ocultaba un hecho sorprendente y aterrador ocurrido en Valencia, concretamente en la calle Mayans, una truculenta historia de asesinatos y canibalismo que, además, guarda similitud con otra historia mucho más conocida que, según cuenta la leyenda o verdad, ocurrió con escasa diferencia cronológica en Londres y que  inspiró novelas, obras de teatro y hasta películas, historias que tienen como protagonistas a un barbero asesino y a un pastelero sin escrúpulos.
Entonces, ¿habrá realizar tras la misma? ¿ qué oscuro origen tiene en común? ¿Cuál fue la primera de las dos?

Hechos espeluznantes

 En el siglo XIX, una ciudad grande y popular, una calle cualquiera que alberga un negocio tan noble como una barbería. Hasta ella se acerca un ciudadano, tal vez un viajero que está de paso por dicha metrópolis y desea asearse y adecentar su aspecto, por lo que acude a dicha barbería, situada en el primer piso de un deslucido y viejo edificio. Al subir, respira el aroma que se escapa de la pastelería que se encuentra en la planta baja y que, al igual que la barbería, goza de gran popularidad entre los vecinos.
Apenas el hombre ha golpeado con sus nudillos en la puerta del establecimiento, el barbero, atento, le hace pasar al interior de la estancia de manera amable, como es lo habitual. Una vez dentro, confiado ya está relajado, el cliente se sienta en la silla después de haber explicado al barbero que es lo quiere hacerse. En cuanto se encuentra acomodado, éste, lenta y silenciosamente, comienza a deslizar la afilada hoja de su navaja de afeitar por el rostro del caballero, rasurando y cortando el vello incómodo que ha comenzado  asaltar su rostro.
Pero, en mitad del afeitado, el barbero, con un movimiento preciso y rápido, secciona la garganta al desdichado cliente, mientras un chorro de sangre caliente brota violentamente de su yugular seccionada.
Apenas con un soplo de vida, estupefacto y aterrado ante la inminencia del fin, ver como el barbero se acerca limpiando de sangre su navaja y acciona un mecanismo oculto entre las tablas del suelo del local, abriendo una trampilla situada justo bajo la silla, provocando que caiga al piso de abajo.
El golpe es terrible pero, por mucho que cueste creerlo, el horror aún no ha terminado. El cliente, que instantes antes llevaba una vida tranquila, sin peligro aparente, se encuentra ahora mortalmente herido en un sótano oscuro y, frente a él tiene esperándole ansioso la muerte con la guadaña en la mano y su capa negra.
Aún así, todavía alcanza a ver a otro hombre que se acerca lentamente.
Por un momento piensa que van a auxiliarle, pensó que era Dios y que le sacaría de esa pesadilla mientras aún puede percibir el lejano olor a pasteles y pan.
Horas más tarde, en la puerta de la pastelería ubicada en el bajo del mismo edificio que la barbería, un pastelero escribe en un cartel el siguiente anuncio: » Pastel de carne recién hecho»

El barbero sangriento de la calle Fleet

El barbero asesino y su complice el pastelero
El barbero asesino y lo que jamás te contaron de la leyenda

Esta pequeña historia corresponde perfectamente con la de Sweeney Todd, novela, teatro y el cine  la última versión, protagonizada por Johnny Depp y dirigida por Tim Burton, se ha convertido en un verdadero misterio que genera no pocas controversias acerca de su origen y de si se trata de un suceso real o, por el contrario, de una historia apócrifa, una leyenda de las que hoy daríamos en llamar «criminal en serie», «crímenes en serie».
Y es que, aunque muchos dan como cierta la existencia de este siniestro barbero, lo cierto es que no se han encontrado pruebas plausibles que corroboren que, en efecto, en Londres del siglo XIX operase dicho asesino en serie, una ciudad que casi un siglo más tarde viviría las salvajes acciones The un SERIAL KILLER muy real: Jack el Destripador.
Una de las primeras referencias qué se tienen acerca del barbero asesino apareció el 1846, Segunda parte  en un cuento titulado -THE STRING OF PEARLS: A ROMANCE, en la revista THE PEOPLE’S PERIODICAL. En dicha narración breve, cuya autoría se otorga a un tal Thomas Prest, se narran las macabras andanzas de este individuo que, aunando sus conocimientos en el arte del afeitado nociones básicas de cirugía, práctica muy extendida por los barberos de la época, se dedicaba a rebanar literalmente el pescuezo de sus clientes para después desvalijarlos y ceder el cuerpo inerte una pastelera que, horas después, preparar unos deliciosos pasteles de carne que deleitaban el paladar de muchos londinense.
La búsqueda de la prueba que demuestre la veracidad de este truculento caso ha sido causa de obsesiones de trabajo exhaustivos por parte de investigadores que han visto como sus pesquisas se topaban con un callejón sin salida. No existen pruebas archivos ni en las hemerotecas, en diarios o revistas contemporáneas, que indiquen que hubo un caso de estas características ni que, cómo hacer asegura, se procediese a la ejecución de este personaje en la horca en el año 1802
.
Sin embargo, y aunque existe cada vez más la firme convicción de que se trata de una leyenda inventada, continúan saliendo estudios que tratan de llevar algo de luz a la vida de este siniestro personaje, cómo es el caso del libro presentado en 2007:-Sweeney Todd:  the real history of the demon Barber of Fleet Street, en el que su autor, Peter Haining, asegura poseer pruebas fidedignas que demostrarían la veracidad de los hechos. No obstante, no aporta ningún dato comprobable y volvemos al callejón sin salida.

El barbero asesino de Valencia

Hay quien sostiene que la leyenda de Sweeney Todd pudo haber sido inspirada por historias o leyendas similares. De hecho, se asegura por parte de aquellos que niegan la existencia de este criminal inglés que la leyenda pudo inspirarse otra leyenda urbana, esta vez francesa, titulada » La Posada de los Tres Reyes» y ocurrida unos 400 años antes.
Dentro de nuestras fronteras, sin ir más lejos, existe una historia sorprendentemente similar y qué, curiosamente, debió ocurrir por la misma época que la supuesta narración inglesa.
Rafael Solaz, bibliófilo y escritor valenciano, transcribir y publicó un libro encontrado por él mismo y que había sido escrito por Pablo Carsi y Gil. Esta obra, un anecdotario de la vida de la ciudad de Valencia titulado  Cosas Particulares; usos y costumbres de la ciudad de Valencia( 1800- 1.873), recogía una historia aterradora y, lo más llamativo, prácticamente igual a la corrida en la barbería de la londinense calle Fleet. En su trabajo, Solaz transcribir a las palabras recogidas en su día por Pablo Carsí y Gil sobre este suceso y en sus páginas pueden leerse:» en la calle de Serrageros, entrando por la de San Vicente, a la derecha, sobre la mitad de la calle, hay como un corral que tiene puerta a la calle, entrando por allí se sale a una taberna que hay en la calle de la Pellería que todo forma una casa. Encima de esta puerta hay 3 cabezas de piedra de hombre de las que se cuenta que en otros tiempos había una barbería, y que los que entraban a afeitarse los mataban y robaban, y otros añaden que en la otra casa había una pastelería, y me tienen los pasteles carne humana de los que mataban. «Esto fue un hecho verdadero». El relato, aparte de ser idéntico al anglosajón, sitúa la acción en un lugar claramente identificado por los valencianos como la calle de Cerrajeros, también conocida como la calle dels Manyans. Sin embargo, nuevamente se carecen, al menos de momento, de pruebas que demuestren que este barbero asesino valenciano pudiera haber existido, extendiendo el velo del misterio sobre este suceso y haciendo que nos preguntaremos si también se trata de una leyenda urbana.
Jan Harol Brunvand es probablemente la persona que más sabe en el mundo acerca de las leyendas urbanas debido a su concienzudo estudio e investigación sobre las mismas, realizado durante prácticamente toda su vida. Este especialista en folclore de la Universidad de Utah ( EEUU) afirma en su trabajo el fabuloso libro de las leyendas urbanas: demasiado bueno para ser cierto, acerca de este tipo de historias que » describen hechos supuestamente reales si bien extraños que le han ocurrido a un amigo de un amigo. Y generalmente las cuentan personas fiables con un estilo creíble, porque ellos creen que son ciertas. Los escenarios y hechos de las leyendas urbanas son realistas y reconocibles – hogares, oficinas, hoteles, centros comerciales, carreteras, etc.- y los seres humanos que los protagonistas son personas muy normales. Sin embargo, los incidentes extraños, cómicos aterradores que le acontecen van un paso más allá de lo creíble».
En la narración de Pablo Carsí i Gil existen, a tenor de lo explicado por Brunvand, ciertas expresiones que pueden hacer los dudar de la existencia real de este barbero y reforzar la teoría de la leyenda urbana,
Como el interés por parte del autor de dotar de fuerza su relato con frases como » esto fue un hecho verdadero» o expresiones «de las que se cuenta», que se parecen sospechosamente a las utilizadas hoy en día para contar este tipo de narraciones falsas.
Sin embargo, ¿ por qué estas dos historias se parecen tanto hasta el punto de ser prácticamente iguales? ¿Cuál se dio a conocer antes? ¿ Qué nexo tienen en común? ¿Cuál es su origen…?
Tratar de dilucidar cuál de las dos historias es verdadera, si alguna de ellas lo es, rastreando dos relatos del siglo XIX que no aportan más prueba que la pluma de sus autores es, raro y que se lo coma aquel que lo pueda digerir. No obstante, por increíble que parezca, existen narración es mucho más antiguas que indican que ni el barbero que ejercía su terrible profesión en la calle dels Manyans en Valencia, ni su colega londinense de la calle Fleet, fueron los primeros barberos que, sirviéndose de su habilidad con la navaja de afeitar.  Rebanaban  los cuellos de los incautos que acudían a sus establecimientos.
Y por si fuera poco, tampoco los pasteleros que se asociaban a ellos para obtener » materia prima» fueron los pioneros en esto de los pasteles de carne humana fresca, lo que no se sabe es si era de buena calidad; vaya usted a saber si alguien había tenido contacto con la Peste, Escorbuto, Neumonía, Difteria y Cólera, en definitiva cualquier enfermedad de, algo, de alguien, en algún lugar.
Aquellos que niegan la existencia real de Sweeney Todd creen que la historia se centra en la ya mencionada leyenda de «La Posada de los Tres Reyes», sin embargo, y este es otro punto que llama la atención, existen dos narraciones con indudables conexiones españolas que narran sucesos muy parecidos.
La primera de ellas, está recogida por Jaime Roig, un escritor y médico valenciano que en torno a 1460 dio forma a su obra L’espill  El Espejo. En dicha obra se cuentan las siniestras andanzas de una pastelera de París que, sirviéndose de sus malas artes, asesinaba a los hombres para hacer pasteles que después se servían como parte del menú en la taberna que poseía y que, tal y como recoge Jaime Roig:
«Carne de ternera creíamos comer, hasta que encontramos la uña y un trozo de dedo medio partido.
Todos lo miramos y deducimos carne de hombre era. La pastelera con dos ayudantes hijas ya grandes era hornera y tabernera; de los que venían,  algunos mataba, como aves, hacían pasteles, y de los intestinos hacían salchichas o longanizas; lo que no fueron capaces de deducir estas asesinas es que sus presas con gran probabilidad estaban infestados con ladillas, por más que hoy en el siglo XXI no lo recojan los libros de texto;  yo afirmo que por mis estudios en antropología el ser humano, en concreto el hombre, décadas far, far away décadas atrás, tras mantener relaciones sexuales con los simios el hombre propagó esta epidemia y pandemia.
En este relato, aunque falta la figura del barbero, todo es similar a la segunda parte de los relatos narrados anteriormente. Además, la acción transcurre en París, al igual que en «La Posada de los Tres Reyes».
Pero no es esta la única ni la más antigua narración, ya que en el año 1415, nuevamente en la capital francesa, encontramos un caso que, esta vez sí, vuelve a unir al pastelero caníbal y al barbero asesino y, nuevamente, tiene lazos con nuestro país.
Esta nueva obra, publicada en España por el despacho de M. Muniesa, lleva por título Causa Célebre. El pastelero de carne humana y el barbero asesino, y nos lleva a la Ciudad de la Luz en 1415, donde el barbero Bernabé Canard y su socio, el pastelero Pedro Miquelón, a través de un gancho, la hija del primero, traían a jóvenes caballeros y, con el pretexto de un afeitado gratis, degollarlos y, una vez desvalijados de sus bolsas y objetos de valor, ser llevados al pastelero Miquelon para qué labor hace sus apreciados pasteles de carne, ya que    «era voz pública que como Miquelón no había otro pastelero en París. El nexo con la Península Ibérica lo tienen las dos víctimas que protagonizan esta causa, ya que el negocio lucrativo de estos dos asesinos se termina cuando dos caballeros españoles, hermanos Julio y Andrés de Pontabo y Medina, se topan con éstos.
Uno de ellos, Julio, atraído por la belleza de la hija de Cabard, acude a la barbería, donde, momentos después, es asesinado y, claro, convertido en pastel. Sin embargo, su hermano, extrañado por su ausencia, después de realizar sus indagaciones, consigue desmantelar la siniestra sociedad entre el barbero y el pastelero y hace que caiga todo el peso de la ley.

¿ Historia Real?

Nuevamente, a pesar de los textos aparecidos en el siglo XV, volvemos a no encontrar pruebas fidedignas sobre la veracidad de estos hechos.
Pero, hemos visto la tremenda similitud de estas historias ocurridas en lugares y en épocas diferentes que en esencia narran los mismos hechos, y es inevitable preguntarse si realmente fueron veraces o simplemente se trata de folclore o, cabe la posibilidad, rumores divulgados, y tal vez exagerados, y recogidos por cronistas de la época que los tomaran por ciertos recogiendo los en sus cuadernos.
Nuevamente, el experto Jan Harold Brunvand nos da una explicación al respecto que puede orientarnos, al afirmar que » antes de la radio y la televisión, mucho antes de Internet y el correo electrónico, y antes incluso que hubiera folcloristas para recopilarlos, los rumores y las leyendas circulaban por los ámbitos urbanos y en ocasiones eran recogidos y clasificados por periodistas y otro tipo de escritores».
Ciertas o no, lo singular de este enigma es que en una pequeña calle del casco antiguo de Valencia se sitúa, o se situó hace mucho, el epicentro de una leyenda que compite con otra mundialmente célebre. Una » leyenda» que forma parte del elenco de seres terroríficos que nutren nuestra imaginación a través del cine y la literatura de terror.

Fuente: Recopilación de información de diferentes libros, guiones y la revista Enigmas; la cual me ha resultado vomitivo tanto la redacción como las faltas de ortografía en referencia a lo nombrado en este artículo. Corrección de ortografía realizada en este artículo por Ariadna M. A. de ocho años de edad.

Agradecimientos a Ariadna M. A. Por su pasión a la literatura y su colaboración para conmigo.

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